Cubavilés ve la luz

31.05.2007
Palmeras y hojas de roble. í‰sos son los dos motivos que sirven de inspiración a la nueva obra de Ramón Rodrí­guez, instalada en la plaza de José Martí­

Palmeras y hojas de roble. Ésos son los dos motivos que sirven de inspiración a la nueva obra de Ramón Rodríguez, instalada en la plaza de José Martí. El artista avilesino pudo ver ayer, al fin, el resultado de «Cubavilés», un mural de 22 metros de alto y más de 12,5 metros de ancho que viene a completar la obra comenzada con las «Pasionarias» y que ayer se despojó de los andamios instalados para su realización. Ahora sólo falta que se instale una pérgola de pasionarias azules y blancas sobre el muro alicatado, el segundo elemento vegetal de la plaza, después de la paulonia, un singular árbol tropical muy a propósito para un espacio dedicado al poeta cubano.

Ramón Rodríguez se mostró muy satisfecho con el resultado de la intervención artística en la fachada lateral que cierra la plaza por su parte superior, y que fue un encargo de Ruasa. Valora especialmente la oportunidad que supuso de trabajar en grandes dimensiones. El proyecto comenzó a gestarse hace dos años y ahora llega por fin a su culmen. «La idea es que el mural juegue con el entorno; quise un enfoque lo más vegetal posible, también pensando en la paulonia». Rodríguez está muy satisfecho de que el árbol se haya quedado definitivamente en la plaza, después de que se sopesara la idea de retirarlo. «Forma parte del todo, tiene que estar ahí».

Las palmeras del mural, situadas en la parte superior, representan a Cuba, mientras que las hojas de roble simbolizan los carbayos antaño abundantes en Avilés. El mural también sirve de telón de fondo al busto de José Martí, zona para la que Ramón Rodríguez eligió manchas negras que dan solemnidad a la escultura.

Un equipo de cuatro pintores -entre ellos, el propio artista y su hijo Jacobo- dieron brochazos en la pared, después de trasladar el diseño mediante cuadrícula, hasta conseguir el resultado final. La obra no estuvo exenta de riesgo, ya que el autor tuvo un accidente y se cayó del andamio, con un resultado de brechas, contusiones y magulladuras. «Fue más difícil trabajar en el andamio que pintar el mural», afirmó Jacobo Rodríguez. Por sus grandes dimensiones es visible desde la carretera de Valliniello.

Vecinos y curiosos se acercaron ayer a contemplar la obra y felicitar al autor, que acudió a supervisar la retirada de los andamios. En todos los grupos que se formaron hubo un tema recurrido que se comentó con preocupación, el de la posibilidad de que se tire parte del muro donde está la obra «Pasionarias» para abrir a la calle el patio interior que hay detrás, tal como algunos aseguran. Esa operación obligaría a destruir el mural de Rodríguez y quedaría roto el conjunto de la plaza.

Fuente: La Nueva España